Sábado. 2 de mayo de 2020 (en medio o en alguna parte de la crisis)

¿Y por qué no creo? Porque el ser humano crea principalmente cuando puede aprender, aprende cuando puede interaccionar, interacciona cuando cambia y se mueve, contacta, escucha a otros su voz como su propia respiración. Todo eso, si no imposible, se ha hecho difícil. Por otra parte, tanto los que trabajan (por ese sucedáneo llamado teletrabajo) como los que no trabajan (sumidos en una desgracia preanunciada) sólo nos queda una rutina de cuartel y una gimnasia de internado, una monotonía de películas y series, que no acaban comentadas en un bar, o de una retahíla de decretos y censuras que no acaban protestadas en la calle. Por eso, por ese NO de todo, no puedo crear. Pues ni siquiera podemos decirnos, por esa vida de fin de semana y día tonto tras noche de insomnio, que tengamos una vida de supervivencia. Ni eso nos queda ya. Ni expresar la duda de todo, pues ya se encargan los agentes del establishment, tus queridos vecinos y compañeros, de que no estás ayudando ni siendo positivo. Crimen postmoderno imperdonable que merece según sea tu comunidad, el más terrible de los ostracismos. Ya nos hacen parecer que nuestra vida sea así, un ostracismo autoimpuesto, pues la mayoría no quiere renacer a algo nuevo sino volver a «aquello» (a aquel ataúd de capitalismo) que tenía antes. Entonces ¿Cómo puedo crear si finalmente esta sociedad parece que no quiere nada nuevo?

Deja un comentario