Jueves, 29 de mayo de 2020

La paradoja, la antítesis, aparece como esencia de la propia vida. Al negarme a hacer algo (a crear en este caso) me abro a otra cosa. Cuando me niego a irme es que me estoy quedando y cuando me niego a estarme en un lugar es que he de moverme. El no en algo es un sí en otra cosa, así como me negué a crear he de acceder a revisar y corregir. Eso al fin y al cabo, es también vida y por esa regla de tres al negar nuestra movilidad, podemos acceder a un mundo interior y cuando nos negarnos a seguir a unos podemos seguir siendo nosotros y al decir no, siempre solemos dar argumentos por otras cosas que son nuestro sí. Sí, los damos y así descubrimos que detrás de un no, hay un sí en otra dimensión. No me malinterpretéis en una sola dimensión o linea de argumento, No sigue siendo No. Y sí estamos de acuerdo.

Viernes, 8 de mayo de 2020

¿Es que solo se pueden tener esperanza en un colapso total para que esto cambie de una vez? ¿Es que solo se puede esperar un apocalipsis para que surja un mundo nuevo? ¿O quizás no fuera más que el camino para algo mucho peor? Quizás en esos momentos es cuando haya que ser realmente fuerte y oponerse, combatir sin piedad a esa oscuridad que hay en la humanidad, en nuestro ser, en nuestro egoísmo, pero…¿Cuándo será ese momento?

Sábado. 2 de mayo de 2020 (en medio o en alguna parte de la crisis)

¿Y por qué no creo? Porque el ser humano crea principalmente cuando puede aprender, aprende cuando puede interaccionar, interacciona cuando cambia y se mueve, contacta, escucha a otros su voz como su propia respiración. Todo eso, si no imposible, se ha hecho difícil. Por otra parte, tanto los que trabajan (por ese sucedáneo llamado teletrabajo) como los que no trabajan (sumidos en una desgracia preanunciada) sólo nos queda una rutina de cuartel y una gimnasia de internado, una monotonía de películas y series, que no acaban comentadas en un bar, o de una retahíla de decretos y censuras que no acaban protestadas en la calle. Por eso, por ese NO de todo, no puedo crear. Pues ni siquiera podemos decirnos, por esa vida de fin de semana y día tonto tras noche de insomnio, que tengamos una vida de supervivencia. Ni eso nos queda ya. Ni expresar la duda de todo, pues ya se encargan los agentes del establishment, tus queridos vecinos y compañeros, de que no estás ayudando ni siendo positivo. Crimen postmoderno imperdonable que merece según sea tu comunidad, el más terrible de los ostracismos. Ya nos hacen parecer que nuestra vida sea así, un ostracismo autoimpuesto, pues la mayoría no quiere renacer a algo nuevo sino volver a «aquello» (a aquel ataúd de capitalismo) que tenía antes. Entonces ¿Cómo puedo crear si finalmente esta sociedad parece que no quiere nada nuevo?